En una ceremonia cargada de simbolismo y significado, los estudiantes en práctica clínica de la carrera de Psicología dieron un paso decisivo en su formación profesional al firmar su compromiso ético con la disciplina y portar, por primera vez, la bata blanca, emblema de responsabilidad, sensibilidad y respeto por la dignidad humana.

Este momento no solo representa el inicio de una nueva etapa en su camino académico, sino también la entrada a un ejercicio más profundo y consciente de su vocación. A partir de ahora, cada intervención, cada escucha, y cada acompañamiento estará guiado por los principios éticos que rigen la labor psicológica.

La firma del compromiso ético reafirma la misión que estos futuros psicólogos han decidido asumir: comprender, acompañar y contribuir a la transformación de las realidades humanas, desde un lugar de empatía, respeto y profesionalismo.

Con la bata blanca como símbolo visible de este compromiso, los estudiantes se preparan para enfrentar los desafíos de la práctica clínica, llevando consigo no solo el conocimiento adquirido, sino también la convicción de que la ética es el eje central de toda intervención significativa.